Diario de un becario en un periódico local- Día 45: Ojos fuera de órbita

Cuando pasan las semanas y te olvidas de escribir tus diarios de becario puede significar dos cosas: la primera que estás hasta arriba de trabajo y que no sacas el tiempo para escribir tus vivencias. La segunda es que te has hecho con la vida social de la zona y estás de fiesta en fiesta. Podría decirse que mis razones son un híbrido de ambas, aunque con más peso del trabajo que de la fiesta.

Realmente tiene su dificultad tener que ponerte a escribir TODOS LOS DÍAS sobre algo. Me he dado cuenta de que, al menos en la sección de cultura, más te vale ser un plumilla, porque si no acabarás muerto. Independientemente de lo que pase, tienes que adornarlo siempre. Y cuando digo adornarlo no me refiero a inventarte cosas, sino a contar aquellos detalles que la gente ve, pero que se les escapa.

Por ejemplo, llegas a cubrir una concentración de chavales que están de botellón durante las fiestas y no puedes escribir lo que la gente pueda ver por sí misma: están borrachos, está lloviendo, hacen el loco, llevan camisetas identificativas por grupos y no paran de cantar y bailar. Hay que ir más allá, echarle un poco de gracia al asunto y tener los ojos lo más abiertos posible, casi fuera de las órbitas.

Muy probablemente pocas personas vieron cómo coros de decenas de personas alzaban el cubata a las 06.00 de la mañana para cantar al unísono la canción de la serie infantil ‘Bob Esponja’ (emocionadísimos, ni Paquito el chocolatero). Tampoco sabrán que a eso de la 01.00 de la mañana había gente haciendo ‘esquí acuático sobre adoquines’ (literlal, no es broma) por las calles en cuesta de Pontevedra con los pies sobre dos bandejas del Burger King. Y tampoco habrían visto cómo una chica que estaba más que perjudicada andaba por la Plaza del Teucro con dos bolsas de basura enredadas en cada pie.

Se ve que el oficio del cronista, y más en fiestas, es poner el ojo en lo que la gente no suele ver. Porque, aunque lo vean, únicamente se quedará en el comentario simpático del que tienen al lado y caerá en el olvido. Pero las páginas de un periódico (venerémoslas ahora que las tenemos) son algo mínimamente duradero y que las personas leen al lado de su café por las mañana. Lo primero que me dijo mi redactora jefe cuando entré en la redacción es que «hay que ganarle la batalla al cruasán todos los días con lo que escribimos», refiriéndose a la gente que tiene en una mano el cruasán y en la otra el Diario de Pontevedra. Y esa es la batalla diaria en la que andamos metidos. Una batalla en la que, espero, estemos ganando todos los días manteniendo los ojos abiertos.

Un pensamiento en “Diario de un becario en un periódico local- Día 45: Ojos fuera de órbita

  1. Me sigue sorprendiendo y encantando lo perceptiva que eres y lo bien que te expresas. Enhorabueba, Troy.

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