Desengaño televisivo: tres propuestas para mejorar de la caja de los ruidos

Cuando empecé la carrera juraba y perjuraba que mi sueño era ser presentadora del telediario. No sé si es que me fascinaba el hecho de que la gente se supiera mi cara de memoria o que simplemente pensaba que la tele era la madre de todos lo medios. Tampoco andaba my desencaminada, pues los señores del Estudio General de Medios (EGM) nos recuerdan todos los años que lo que le de verdad gusta a la gente es ver la ‘tele’, bastante más que leer periódicos.

Con el tiempo le he ido perdiendo el gusto a esta caja de los ruidos. Tanto, que me he pasado el último año y medio prácticamente sin ver un telediario de seguido. ¡No podía! Cada vez que veía alguna noticia basura a la que dedicaban más de un minuto y la mediocridad con la que se trataban los asuntos internacionales me llevaban los demonios.

Si alguna vez quedó un resquicio de amor a la televisión fue gracias a las series. Son lo único por lo que creo que merece la pena coger el mando y repanchingarse en el sofá. ¿Pero ver un telediario? ni de broma.

Precisamente por ese pequeño amor y a la ‘tele’, y porque la considero un elemento de penetración social esencial en España y  una herramienta potencial clave para la vertebración de una sociedad democrática, propongo desde aquí tres propuestas sobre las que se podría trabajar en aras de una televisión informativa más atractiva y eficaz.

Hay que plantearse ciertas preguntas, tales como: ¿es la televisión el formato adecuado para todo tipo de contenidos informativos? ¿Cuál es el papel de la imagen ante las grandes catástrofes? ¿Tienen los telediarios una estructura y diseño adecuados para transmitir la realidad, partiendo de la base de que es eso lo que buscan?

1. Adiós al busto partante

La técnica conocida como ‘busto parlante’ es la más común en todos los formatos telesisivos del mundo. Hace refencia al presentador/a como figura estática que lee noticias del teleprompter.

QUÉ ES LO QUE NO FUNCIONA: la mera herramienta del busto parlante es algo que no me llega a convencer del todo. Cada vez que veo a un ser humano repeinadísimo y, en el caso de las mujeres, con toneladas de maquillaje me hace pensar en todo menos en lo que me están contando. Y no creo que sea algo personal, mi familia no estudia periodismo y se les escapan los fallos técnicos de un telediario en directo, pero no hay día en que pongamos las noticias en el que no salte un comentario acerca de la chaqueta del presentador, o de las pintas del reportero de turno.

CÓMO SE PODRÍA MEJORAR: las imágenes son un elemento clave de la nueva era de la información, en eso estoy 100% de acuerdo. Pero creo que el equilibrio simbiótico entre imágenes y presentador no es el idóneo. La apariencia del periodista debería de ser lo más discreta posible y los recursos de imágenes tener mucha más calidad. No debería valer con grabar cuatro recursos de ambiente y empalmarnos con un stand-up ( parte del vídeo en la que sale el periodista con el micro hablando de pie, de ahí el término) y una voz en off. Creo que sería mejor hacer piezas un poco más largas y potenciar las declaraciones de expertos con buenas faucltades comunicativas (más lo segundo que lo primero). Contar lo que pasa es relativamente fácil, eso lo puede hacer cualquiera con una cuenta de Twitter. Ofrecer un análisis breve pero útil, así como mostrar las consecuencias y antecedentes de los acontecimientos es, a mi entender, el verdadero reto.

2. El formato oxidado del Sr. Telediario

La estructura de los telediarios, basada en bloques de cinco o diez minutos imitando las tradicionales seeciones de un periódico, a veces ocasiona que noticias poco relevantes alcancen una presencia excesiva en pantalla.

QUÉ ES LO QUE NO FUNCIONA: la duración de los telediarios es, a mi modo de ver, el principal problema de la televisión informativa. A veces tengo la sensación de que los bloques de noticias son demasiado largos, se estirajan, haya o no noticias de peso que contar, y el paso de una noticia a otra a menudo resulta desconcertante.

CÓMO SE PODRÍA MEJORAR: ¿Por qué no fraccionar los bloques informativos cada dos horas, por ejemplo, en el que se traten noticias internacionales a una hora, las nacionales a otra, y los deportes a otra? Sería algo parecido al formato clásico de información continua CNN pero insertado entre la programación. Así no habría ningún espacio mayor a 30 minutos de información (el público se satura y a la noticia número 15 no está en absoluto receptiva) y se expondrían los temas con frescura, de manera coherente y repartida por toda la parrilla. Sería algo así como aplicar el formato radiofónico de noticias pero en la televisión. Para no volver loca a la audiencia, podrían hacerse pequeños resúmenes de 20 minutos a las 15.00 y a las 21.00 como síntesis de todo lo que ha ocurrido ese día.

3. Contar historias, no torpedearlas

Hassan Rohaní, el nuevo líder de Irán, y su reciente apertura al diálogo con EE UU es una de las noticias más determinantes en el panorama de actualidad internacional.

QUÉ ES LO QUE NO FUNCIONA: es una consecuencia directa de la excesiva duración de los telediarios. ¿Por qué los bloques de deportes funcionan mejor y enganchan más a la audiencia? Porque las noticias tienen que ver unas con otras,  porque relativamente hay un hilo conductor y están más o menos relacionadas.

CÓMO SE PODRÍA MEJORAR: si coges el periódico cualquier día y tratas de establecer líneas entre los protagonistas, causas, conseuencias e inteteses geopolíticas de los países entre las principales informaciones del día verás cómo la mayoría de ellas están relacionadas. Es decir, es más o menos sencillo dar un salto coherente entre noticia y noticia. El acuerdo para frenar el techo de deuda en EE UU tiene que ver con su rol de líder mundial, y eso está enlazado con sus relaciones diplomáticas con Irán y su pugna de poder con China (que también es noticia), y de ahí no hay más que enlazar con cualquier noticia de ámbito internacional porque, efectivamente, todo en este mundo globalizado está relacionado. Es precisamente así como es más fácil entender el mundo que nos rodea, y es como lo entienden los periodistas internacionales. Establecer lazos de conexión entre las noticias es un factor clave que a día de hoy apenas se ve en los medios.